En los orígenes del arquetipo: habitar la narrativa simbólica con James Hillman
- bretonamadeus
- 14 may
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Actualizado: hace 6 días
¿Y si lo que sentimos como problema fuera, en realidad, una historia que quiere contarse?
Este artículo es la tercera entrega de la serie “En los orígenes del arquetipo”, y nos adentra en el universo poético de James Hillman, el pensador que devolvió al símbolo su misterio y al alma su espesor.
A través de su propuesta de psicología arquetipal, Hillman nos invita a dejar de interpretar para comenzar a imaginar, reconociendo que toda imagen que nos habita —por oscura o absurda que parezca— puede ser una forma viva del alma.
Un recorrido por la raíz estética y simbólica de su obra, y una invitación a habitar una narrativa simbólica donde lo esencial no se traduce, sino que se honra.

Cuando el alma habla en imágenes
¿Y si lo que sentimos como problema fuera, en realidad, una historia que quiere contarse?
No una falla, ni un obstáculo. Sino una imagen que nos habita, una figura que espera ser mirada sin apuro, sin juicio. ¿Y si el alma no quisiera soluciones, sino compañía? ¿No exigiera explicaciones, sino presencia?
Para James Hillman, la psicología no debía intentar corregir al alma, sino escucharla en su propio lenguaje. Y ese lenguaje es el de la narrativa visual, imagenes: símbolos, atmósferas, figuras arquetípicas que no se explican, pero que resuenan. Para él, el arquetipo no es una categoría: es una forma de ver, de sentir, de habitar el mundo.
Hillman no quiso hacer una psicología más eficiente. Quiso devolverle al alma su espesor poético. Fundó lo que llamó psicología arquetipal, un enfoque que no busca interpretar el símbolo para llegar a otra cosa, sino quedarse en él, dejar que hable. Porque, para Hillman, el símbolo es la verdad, no su envoltorio.
Este primer gesto —no interpretar, sino imaginar— fue el inicio de un giro radical. Uno que no desarma a Jung, sino que lo extiende hacia otra profundidad. Una profundidad que no se mide, sino que se siente. Que no busca respuestas, sino una forma distinta de mirar.
Así comienza la travesía de quien propuso una nueva forma de escuchar el alma: no desde el control, sino desde la narrativa simbólica.

La raíz poética de la psicología arquetipal
Hillman no rompió con Jung: lo llevó más lejos. Si Jung buscaba mapear los territorios del alma a través de estructuras simbólicas, Hillman se detuvo en el paisaje. En lugar de recorrerlo para entenderlo, eligió quedarse allí, mirarlo, respirarlo, imaginarlo.
Su crítica al enfoque terapéutico tradicional era clara: el alma no quiere ser reparada, quiere ser acompañada. Donde otros veían síntomas, él veía imágenes. No preguntaba “¿cómo solucionamos esto?”, sino “¿qué figura está queriendo mostrarse aquí?”
En lugar de interpretar, Hillman proponía imaginar. No con fantasía, sino con fidelidad al símbolo. Esa fidelidad lo llevó a afirmar que la imagen tiene valor en sí misma, que no está al servicio de una explicación ni de una mejora, sino que es la verdad del alma cuando se expresa.
Así nació la psicología arquetipal: no como una técnica, sino como una actitud. Una forma de mirar que confía en lo simbólico, que no busca utilidad inmediata, que prefiere profundidad a claridad, resonancia simbólica a respuesta. En este enfoque, el terapeuta no guía: camina al lado, pregunta con el alma, no con la mente.
James Hillman no quería domesticar al símbolo. Quería devolverle su misterio. Y al hacerlo, abrió otra dimensión de lo arquetípico: ya no como estructura, sino como modo de ser en el mundo. Una mirada simbólica que no traduce, sino que honra. Una forma viva de habitar la narrativa simbólica desde la alma poética.
Pero si los arquetipos no son herramientas ni categorías… ¿cómo se encarnan? ¿Dónde se manifiestan?Eso es lo que nos espera en el próximo tramo.

El símbolo encarnado: imágenes vivas del alma
Para James Hillman, los arquetipos no son estructuras internas esperando ser identificadas. Son formas vivas que se manifiestan en lo que vemos, en lo que soñamos, en lo que recordamos sin saber por qué. No habitan solo el inconsciente: habitan el mundo.
Una sombra en la pared, una mirada en una estación de tren, una escena que no podemos olvidar… Todo puede volverse imagen arquetípica si se lo mira con el alma. No hace falta explicar: basta detenerse. Porque lo simbólico no está escondido. Está ahí, esperando ser sentido.
Hillman llamó a esta forma de ver el mundo anima mundi: el alma del mundo. Una visión donde el mundo mismo es imagen, y cada objeto, cada paisaje, cada gesto puede convertirse en puerta si se lo habita simbólicamente. El símbolo no es una señal que apunta a otra cosa: es presencia. Se basta a sí mismo.
En este marco, los arquetipos ya no son recursos internos. Son atmósferas. Son climas del alma que se manifiestan en el cuerpo, en la voz, en un lugar. No es necesario entenderlos: basta reconocer su vibración. El refugio del Sabio, el umbral del Loco, el fuego del Guerrero. No son conceptos: son formas de sentir.
Y por eso, Hillman nos aleja de la pregunta “¿qué significa esto?” para acercarnos a otra más honda: “¿qué imagen está viva aquí?”
Esa pregunta es el corazón mismo de la psicología arquetipal. Y también, de una narrativa simbólica que no busca descifrar el alma, sino estar con ella, en silencio, en imagen, en presencia.
Pero si todo puede volverse símbolo, ¿cómo se despliega esta visión más allá del alma individual?¿Qué ecos tiene en la creación, en el arte, en la manera de habitar el mundo?Ahí abre el siguiente umbral.

Resonancias: el alma imaginal en el arte, la creación y el mundo
La mirada simbólica de James Hillman no se quedó en el consultorio. Se extendió como una niebla fina por disciplinas que quizás nunca lo nombraron, pero que respiran su influencia. Porque allí donde hay una imagen que no busca ser explicada, sino sentida, hay una afinidad con su forma de ver el alma.
En el cine de Terrence Malick, por ejemplo, el relato no es una trama, sino una corriente interior de símbolos del alma. En sus películas, las voces parecen brotar del alma del mundo, y cada plano es una pregunta. No se trata de comprender, sino de habitar una atmósfera.
Lo mismo ocurre con Hayao Miyazaki, cuyos personajes atraviesan paisajes interiores cargados de figuras arquetípicas. Espíritus, umbrales, transformaciones: no se explican, pero el alma los reconoce.
En el arte, creadores como Anselm Kiefer, Makoto Fujimura o Kiki Smith trabajan con la materia como símbolo. No representan: evocan. Lo sacro, lo herido, lo ancestral aparece como clima, no como discurso. En esas obras, el símbolo no se muestra, se intuye.
En la educación sensible, la animación poética, la arquitectura ritual, e incluso en algunas terapias narrativas, la psicología arquetipal ha dejado su huella sin pedir permiso. A veces no se cita a Hillman, pero se camina por su trazo. Siempre que el símbolo es tratado como un huésped, no como una herramienta, su espíritu está presente.
Porque para él, lo arquetípico no era solo un lenguaje interior: era una forma de mundo. Una estética del alma. Un llamado a vivir con el alma atenta, incluso en lo más cotidiano.
Una narrativa simbólica que no busca decir, sino invocar. No busca explicar, sino sostener.Pero ¿para qué sostener esa mirada cuando todo parece urgir claridad, velocidad, utilidad?
Ese es el umbral que cierra este viaje.

¿Para qué el símbolo? La mirada que acompaña el alma
En un mundo que pide claridad, James Hillman eligió el espesor.Donde todo parece urgir soluciones, él nos propuso escuchar las imágenes. No para analizarlas, ni para traducirlas en acción, sino para habitar su misterio. Para estar con ellas, como quien acompaña a un ser querido en silencio.
Su psicología arquetipal no busca sanar en el sentido clásico. No pretende volver funcional lo que se ha quebrado. Porque, ¿y si esa grieta no fuera una falla, sino una puerta simbólica? ¿Y si lo que duele también tiene forma, color, atmósfera… historia?
Para Hillman, el alma no quiere ser explicada. Quiere ser reconocida. Y para eso necesita símbolos del alma que no se reduzcan, sino que se honren. Imágenes que se escuchen, no que se conquisten.
Su legado no es un método, ni un sistema. Es una mirada simbólica.Una forma de estar con lo humano sin apurarlo. De acompañar desde el símbolo. De vivir el mundo como si todo —una piedra, una lágrima, una historia— pudiera contener alma poética.
Y quizá por eso, su influencia sigue viva en lugares donde la lógica no alcanza: en el arte que respira, en el relato que conmueve, en los espacios que no se entienden pero que tocan.
James Hillman no enseñó a interpretar el alma. Nos invitó a caminar con ella.

Cierre de la serie: una narrativa simbólica que continúa
Con este artículo llegamos al final de una serie que exploró el arquetipo como forma viva del alma. Desde Jung hasta Hillman, recorrimos imágenes simbólicas que no solo iluminan procesos interiores, sino que también ofrecen una arquitectura narrativa para quienes crean, comunican, acompañan o transforman.
Pero este cierre no es un punto final. Es apenas el final de un ciclo. Porque toda narrativa simbólica, cuando es verdadera, se abre a nuevas capas, a otras formas de lenguaje profundo.
Por eso, la travesía continúa.
El próximo artículo nos invita a entrar en un territorio mayor: la mitología comparada. Un campo donde no solo se estudian antiguos relatos, sino donde el alma humana —en sus múltiples geografías y tiempos— se reconoce narrándose a sí misma una y otra vez.
A través del enfoque de Joseph Campbell y su lectura del viaje del héroe, exploraremos cómo las grandes historias del mundo no son recetas ni estructuras fijas, sino mapas simbólicos del tránsito interior que toda vida —y todo relato con propósito— encarna.
¿Y si esas historias milenarias aún laten en nuestra forma de crear? ¿Y si comprender los mitos fuera también una forma de diseñar storytelling con propósito, de narrar con raíz, con símbolo, con alma?
Ese será el próximo paso: descubrir cómo el viaje mítico, lejos de ser cosa del pasado, puede transformar nuestra manera de contar el presente.
👉 Proximamente aqui
📚 Recursos recomendados
Si este recorrido te dejó resonando imágenes o preguntas, aquí algunos textos y caminos para seguir habitando la mirada poética de James Hillman y la psicología arquetipal como forma de narrativa simbólica:
🔰 En los orígenes del arquetipo: una serie desde Jung hasta Nichols en la narrativa simbólica
Introducción a la serie. Una mirada general sobre el arquetipo como forma viva del alma y su relevancia en el relato, la creación y la imagen interior.
🧠 En los orígenes del arquetipo: narrativa simbolica del alma segun Carl Jung
Una introducción a la mirada junguiana sobre los arquetipos, su relación con el inconsciente colectivo y su vigencia como lenguaje interior.
🔔 En los orígenes del arquetipo: las doce voces interiores de la narrativa simbolica según Carol S. Pearson
Explora los doce arquetipos universales como herramientas para comprender la narrativa interior que guía nuestra vida.
🔮 En los orígenes del arquetipo: el tarot como narrativa simbólica del alma según Sallie Nichols
Una lectura del tarot como mapa psíquico, donde cada imagen refleja un tránsito interior. Nichols propone habitar los arcanos como símbolos vivos del proceso de individuación.
🌍 Fuentes externas esenciales
El texto fundacional de la psicología arquetipal. Una lectura desafiante y poética que transforma nuestra forma de ver el alma y su lenguaje simbólico.
Una conversación íntima y lúcida donde Hillman despliega su visión sobre el alma, el símbolo y la importancia de imaginar más que explicar. Un diálogo esencial para comprender la raíz viva de la psicología arquetipal.
Un recorrido accesible por la obra de Hillman, centrado en su propuesta de reconfigurar la mente, la cultura y la práctica terapéutica desde la imagen. Una lectura clave para entender cómo la narrativa simbólica puede convertirse en gesto clínico y cultural.
Un ensayo central en el pensamiento de Hillman, donde presenta el corazón como órgano de visión simbólica y al mundo como portador de alma. Una lectura esencial para profundizar en su propuesta de anima mundi y su vínculo con la narrativa simbólica.
✍️ Otros recursos del autor
Aplicación directa de los simbolos en la creación de relatos de marca con raíz simbólica y coherencia emocional.
Cómo construir narrativas con alma desde el gesto, el simbolo y el arquetipo.
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